26 de enero de 2009

¿HASTA CUÁNDO?

Publicado en el Diario Útima Hora el 27 de diciembre de 2008

La paciencia se agota, la crisis no espera, asola más fuerte que nunca, los compatriotas regresan no por haber logrado las fuentes de trabajo prometidas sino porque las perdieron en el exilio económico...

Hay que mantener la esperanza en el nuevo Gobierno.

Las críticas llegan con mucha dureza, muchas injustas y otras demasiado rápidas.

Hay un síndrome de ansiedad.

La gente quiere solución ya.

Pero a medida que transcurre el tiempo se oye como un eco la pregunta ¿hasta cuando?

Luego nos embarga una duda existencial: ¿por qué con los colorados fuimos tan complacientes durante más de seis décadas y con la alternancia somos tan exigentes?

Sin embargo, visto de otra manera, si aquellos tuvieron 61 años para hacer las cosas bien y quedaron en deuda con el pueblo ¿es justo que los que ahora ostentan el poder cuenten con la misma benevolencia por el solo hecho de haber logrado la alternancia?

Y la paciencia se agota, la crisis no espera, asola más fuerte que nunca, los compatriotas regresan no por haber logrado las fuentes de trabajo prometidas sino porque las perdieron en el exilio económico.

Si por lo menos recibiéramos señales que nos indiquen que la Alianza se encuentra unida trabajando para producir los cambios que requieren los gobernados.

Pero no, la desazón cunde mientras ocurre todo lo contrario.

Los liberales aun no asumen que llegaron al poder como furgón de cola de un religioso que un 29 de marzo de 2006 convocó a la ciudadanía a levantarse contra una administración de Justicia complaciente con un presidente de la República envilecido por el poder absoluto.

Pero son Gobierno, les guste o no.

En el otro extremo la zurda aburguesada que pretende instalar un socialismo ortodoxo de la mano de Hugo Chávez Frías.

Heredero de la doctrina y del adoctrinamiento castrista, y principal interlocutor del “aggiornado” modelo dictatorial de la izquierda festiva.

En el medio de todo, Fernando Lugo sigue sin definir el rumbo ideológico y político de su Gobierno.

Y mientras coquetea con Chávez le hace un guiño al norte de la mano de Conrado Pappalardo.

Así termina el año para el sistema político paraguayo, con una democracia débil carente de calidad.

Por tanto, surge imperioso que el Gobierno aborde la re-institucionalización del país a través de un plan de acción que permita instalar políticas públicas de modo a decir ¡basta! a la acumulación de poder en función de la emergencia porque mientras haya emergencia no se podrán mejorar las instituciones y no mejorarán las instituciones porque hay emergencia.

Algo circular ¿no?

Entonces se continuarán apagando incendios y las emergencias seguirán provocando paros, huelgas, marchas, contramarchas y manifestaciones.

Luego aparecerá “papá Parlamento” con el voto irresponsable que sostiene al arcaico presupuesto público que todo lo aguanta.

Y, aunque se resuelva la ecuación coyuntural, quien “soluciona” la emergencia no necesita del diálogo.

Esta es también la lógica del populismo que se basa en la activación del conflicto social para legitimar la concentración hegemónica de poder y mientras haya conflicto habrá emergencia.

En síntesis: debe funcionar la brújula del poder político en el gobierno; debe tenderse a un orden democrático que se encuentra en la base de nuestro sistema político con la transparencia del régimen representativo y el funcionamiento autónomo y responsable de los controles republicanos.

Y debe implementarse un mecanismo de control al Parlamento porque este poder del Estado es absolutista y todo poder absoluto corrompe absolutamente.

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