9 de marzo de 2009

MONOPOLIO, PODER POLÍTICO Y CORRUPCIÓN

Publicado en el Diario Útima Hora el 7 de marzo de 2009

Quienes concentran el poder económico amparados en el monopolio acrecientan sus fortunas expoliando a los usuarios con pésimos servicios y altos costos...

Carlos Slim Helú, es la persona más rica del mundo desde 2007.

Su fortuna, en la actualidad alcanza casi sesenta mil millones de dólares.

El empresario mexicano -hijo de inmigrante libanés- alcanzó tal récord, en gran medida, gracias a las prácticas monopolísticas que beneficiaron a su empresa Teléfonos de México, más conocida como Telmex.

El hombre que desplazó a Bill Gates -otro monopolista- del primer lugar de la riqueza mundial, tuvo como punto de partida el aprovechamiento de su estrecha relación con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari para adquirir Telmex de manos del gobierno azteca en 1990.

Todo esto hace suponer que estamos inmersos en una nueva era de magnates inescrupulosos y que el cambio de inversión y producción hacia los mercados emergentes representa un aumento del capitalismo del amiguismo en todo el mundo.

Y esto es así porque tamaño enriquecimiento no fue lo que hizo que la gente derribara el muro de Berlín.

A su vez, los países de Europa del Este y de América Latina no sufrieron reformas dolorosas durante la década de 1990 para que un puñado de personas se enriqueciera de modo desorbitado.

Ello nos demuestra como la concentración de poder económico en tan pocas manos surge del maléfico monopolio que generalmente se materializa a través de la asociación para delinquir entre empresarios fraudulentos y la clase política que maneja las principales decisiones de concesión de licitaciones y contratos públicos.

Es así como quienes concentran el poder económico amparados en el monopolio acrecientan sus fortunas expoliando a los usuarios con pésimos servicios y altos costos.

En Paraguay tenemos varios ejemplos.

Allí están los servicios de televisión digital por aire, de Internet, las licitaciones dirigidas para adquirir bienes y servicios con especificaciones técnicas que apuntan a un solo proveedor, las concesiones de juegos de azar, por citar solo algunos casos de actualidad.

Esta práctica habitual ¿ha cambiado en algo con el gobierno aliancista a casi siete meses de su asunción?

Quiten sus propias conclusiones con las promesas electoralistas del entonces candidato y hoy presidente de la República del Paraguay:

“Gobernaré con los mejores y más honestos, la población original será dignificada, el campesino pobre tendrá tierra para producir la alimentación de su familia, una reforma agraria comenzará a reparar las injusticias, habrá escuela, servicio de salud y techo gratis para todos los marginados ... la administración pública será limpiada, lo mismo que el Poder Judicial, la Fiscalía General del Estado, las aduanas y puertos, los ministerios y el Instituto de Previsión Social, la Policía y el Ejército, donde coexisten tres corrientes, la de los profesionales, la de los empresarios y la de los socios de toda laya ... seguiré viviendo en mi sencilla casa, donde me siento cómodo y la residencia presidencial, servirá para actividades del Estado, cuyos jardines estarán destinados a los niños, sin distinción de ninguna naturaleza ... las legítimas y eternas reivindicaciones populares de pan y trabajo serán satisfechas y se propenderá a dignificar a los humildes y terminaremos con el humillante exilio económico, que ha expulsado al exterior a cerca del 20 por ciento de los seis millones de compatriotas ...” (sic).

EDUCACIÓN SIN FUTURO

Publicado en el Diario Útima Hora el 28 de febrero de 2009

La educación ciudadana, el desarrollo del pensamiento y la capacidad para seguir aprendiendo -tres ejes fundamentales de toda reforma educativa- están ausentes en la educación básica y media.

No existe explicación del porqué sorprende que el 87 por ciento de los maestros reprobaron la prueba escrita en un concurso de oposición convocado recientemente por el Ministerio de Educación y Cultura.

Desde hace tiempo venimos insistiendo que con la escuálida previsión presupuestaria destinada a la educación el futuro de esta se encuentra en peligro.

Una inmensa minoría recordará que el proceso de la reforma educativa arrancó en 1994 cuando el entonces presidente de la República, Juan Carlos Wasmosy, decretó “Año de la Reforma Educativa”.

Un bienio antes, la Constitución Nacional de 1992 otorgó un rol determinante a la educación estableciendo como parámetro mínimo de inversión presupuestaria el 20 por ciento del presupuesto público anual.

Pero en este bendito Paraguay, donde los pisos son techos, la inversión mínima se convirtió en máxima.

Y es así que nunca los recursos destinados a la educación superaron el 4 por ciento del PIB.

Mientras tanto, en cualquier país tercermundista como el nuestro, la base mínima destinada a tal menester supera ampliamente a tales guarismos.

Y sin recursos poco o nada se puede hacer.

La educación ciudadana, el desarrollo del pensamiento y la capacidad para seguir aprendiendo -tres ejes fundamentales de toda reforma educativa- están ausentes en la educación básica y media.

La escasez de recursos para la educación, representa, no el único, pero sí el principal factor determinante de esta realidad.

En otras palabras, el financiamiento de la reforma educativa nunca ha sido preocupación de la clase política.

Para tener una idea, Paraguay invierte cinco veces menos que el promedio de los demás países del MERCOSUR por alumno que cursa la educación escolar básica.

O sea, no mas de 70 dólares al año.

Y ello altera el principio constitucional de todo ciudadano de una real igualdad de oportunidades educacionales.

Entonces, cuando escuchamos hablar de la integración regional, la apertura de mercados, etcétera:

¿De que país de jóvenes y con promesa de futuro debemos vanagloriarnos?

¿De que sirven los tratados de integración regionales o los convenios de intercambio cultural, educativo, académico, científico, entre otros, si al momento de demostrar competencia nuestros jóvenes tienen que ceder sus espacios a aquellos mejor formados de países donde la importancia de la educación adquiere un rol estratégico?

Si realmente se quiere afrontar con seriedad y patriotismo el problema de la educación, debemos dejar de lado las cortinas de humo como el último test tomado a docentes e insistir en lo que fue una dura y hasta drástica discusión que mantuvieron los hoy defenestrados -por el gobierno aliancista- miembros del Consejo Nacional de Educación y cultura (CONEC).

Estos buscaron por todos los medios convencer al Gobierno, así como a los principales financistas de la reforma -el BID y el Banco Mundial- que sin una inversión mínima que oscile entre al 10 y el 15 por ciento del PIB, por un período mínimo de 25 años, no se podía esperar milagros.

Entonces, a no comprar más estas cortinitas de humo porque ya nos vendieron varias en los últimos seis meses.

Por el contrario, se debe exigir a la clase política en el poder que otorgue prioridad a la educación como factor fundamental para el crecimiento, clave para mejorar la equidad social e imprescindible para la formación ciudadana.

Resolver en contrario será destruir su futuro.

LA CRISIS DEL REGRESO

Publicado en el Diario Útima Hora el 21 de febrero de 2009

Una alianza desmembrada y una oposición que balconea esperando ver pasar al cadáver del enemigo son signos de preocupación...

Para ilustrar ciertas realidades no hay nada mejor que los cuentos.

En una rueda de amigos a alguien se le ocurrió plantear distintos escenarios ante la utópica posibilidad de declarar la guerra a los EEUU.

Pero hete aquí que quien hizo tal planteamiento cerró la ronda con la pregunta ¿y si ganamos?

Se dio por terminada la tertulia, como siempre sin respuestas.

Y es lo bueno de las discusiones utópicas que también sirven de vitaminas para el cerebro.

Pero en política generalmente se recurre a las utopías con otros propósitos.

Es así como con promesas fatuas o con propuestas impensables de ocurrir se intenta persuadir o convencer al electorado.

En las pasadas elecciones nacionales un caballito de batalla de la oposición hoy convertida en gobierno fue el tema de la migración.

Y dada su sensibilidad, porque afecta fundamentalmente a la familia como núcleo central de la sociedad, en nombre del éxodo o exilio económico se hicieron muchas promesas.

Desde aquella frase del P Más “que se vayan todos” hasta las propuestas del retorno al trabajo digno en su patria.

Es así como se sucedieron las visitas de los candidatos a la Argentina como a países europeos, con énfasis en Buenos Aires y Madrid, principales capitales que albergan a más del millón de paraguayos.

Las propuestas coincidentes se centraron en dos aspectos: asegurar una reforma constitucional que permita el voto de los residentes en el exterior y la generación de fuentes de empleo para un regreso digno.

Pero la ¿inesperada? crisis financiera mundial, cuya mayor secuela es el desempleo y que solo en China ya está dejando a 20 millones fuera del mercado laboral formal, por su rápida ocurrencia, ahora nos convoca a una nueva tertulia para intentar contestar la interrogante: ¿qué hacemos ahora que vuelven?

Y es que se hace cada vez menos posible la permanencia de un buen contingente de compatriotas en el exterior.

Esta realidad a largo plazo en campaña electoral hoy es un clamor inmediato.

Esta cuasi utopía un par de meses atrás hoy urge respuesta.

Y lo más lamentable es que no se vislumbran, a seis meses de su asunción, desde el Gobierno un verdadero plan antidesempleo.

Pareciera que los tiempos de Fernando Lugo y su entorno no se encuentran en la misma frecuencia de los tiempos del mundo.

Ellos deben dar un giro radical al modelo de Gobierno y de encarar la crisis, buscando soluciones no sólo al retorno de los compatriotas sino a la merma prevista en la remesa de divisas para el próximo quinquenio.

La crisis que provoca un escape masivo de los inmigrantes, es un suceso que apura el cumplimiento de promesas en un término demasiado menor al esperado y con remota posibilidad de aceleración de la economía que permita el crecimiento del empleo.

Una alianza desmembrada y una oposición que balconea esperando ver pasar al cadáver del enemigo son signos de preocupación.

La clase política debe preocuparse por la delicada situación del emigrante en lugar de ocuparse vanamente del cambio en la Justicia.

Perdón, del cambio de nueve por nueve, porque el cambio del funcionamiento y del sistema de la Justicia hasta ahora ni se ha intentado abordar.

Hoy importan mucho más aquellos náufragos ... ¿de la utopía?