24 de marzo de 2008

LA LENGUA




Publicado en el Diario Útima Hora el 22 de marzo de 2008

Tanto lenguaje cargado de atrocidad, que no respeta familia ni hogar, proviene de una gran mayoría de católicos y cristianos practicantes de la lengua más no de la acción.

Hoy es sábado de gloria y con el culmina una semana de reflexión para los católicos. En realidad, para cristianos católicos que en más del 90 por ciento profesa esta religión en Paraguay.

Aunque, nobleza obliga, es de dignos admitir la duda razonable acerca de la verdadera comunión entre la fe y la vida de los fieles y seguidores de Cristo. Dicho con otras palabras, la incertidumbre existencial entre la correspondencia de lo que dicen y lo que hacen, de lo que prometen y lo que cumplen, de lo que enseñan y lo que practican ...

Entre otras vacilaciones más que vuelve oportuno recurrir al pasaje bíblico de “La Lengua” atribuido a Santiago, quien en su Carta según las sagradas escrituras expresa ... “3.1 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación; 3.2 Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo; 3.3 He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo; 3.4 Mirad también las naves, aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un pequeño timón por donde el que las gobierna quiere; 3.5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!; 3.6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno; 3.7 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; 3.8 Pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal; 3.9 Con ella bendecimos al Dios Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios; 3.10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así ...” (sic).

Vale la pena releer una y mil veces, especialmente en las cercanías de las elecciones nacionales ¡cuanta lengua politiquera bendice y maldice al mismo tiempo! En ausencia de programas serios y realizables de gobierno sólo se oyen diatribas y agresiones soeces entre los candidatos de uno u otro partido o movimiento político.

Y lo triste y lamentable se produce cuando tanto lenguaje cargado de atrocidad, que no respeta familia ni hogar, proviene de una gran mayoría de católicos y cristianos practicantes de la lengua más no de la acción. Entonces, es de esperar que esta semana eminentemente religiosa para un pueblo mayoritariamente católico, haya servido también de meditación para los fieles devotos acerca de a quienes elegir el 20 de abril según sus obras.

Así, las palabras de Santiago se encarnizará cuando el sabio y entendido muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Los que actúan en coherencia deberían ser los elegidos. Y se hará Justicia, como dice la Carta de Santiago, si el fruto se siembra en paz para aquellos que hacen paz.

LA FUNCIÓN PÚBLICA




Publicado en el Diario Última Hora el 15 de marzo de 2008


Resulta impostergable para la futura conducción del país lograr la profesionalización de la función pública.

La administración pública francesa constituye un tema de interés en todo el mundo, más aún en los momentos actuales cuando el servicio público latinoamericano se encuentra en su etapa más decadente. El sistema administrativo francés ha experimentado una larga evolución histórica cuyas principales características se remontan al siglo XV pero su principal inspiración tuvo su origen en los años siguientes a la Revolución de 1789.

Si hay algo que caló profundo en la cultura pública gala fue la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano que estableció el principio de igualdad ante la ley y ante el acceso al empleo en la función pública. Y no puede restarse méritos a Napoleón quien a finales del Siglo XVIII y principios del XIX creó y organizó la función pública como servicio.

Esta escuela francesa debe ser ejemplo para todos los países cuyos gobernantes convierten al servicio público en un arma poderosa para acceder y permanecer en el poder. Además de denigrar, mal utilizar y mercar con los recursos, humanos y materiales, al servicio del Estado y solventados por el pueblo. Basta con remitirse a la denigrante manipulación con remociones y nombramientos dispuestos según el antojo o el grado de genuflexión del funcionario en desgracia, por apoyar o no a un sector o movimiento en las últimas internas del partido colorado.

Pero lo más humillante vino luego cuando debieron revertir otras designaciones para “curar” las heridas y “secuelas” como consecuencia de las referidas internas republicanas. Estos manoseos decididos desde el poder ejecutivo, en abierta represalia a la ausencia de apego político o como pago de agradecidas dádivas, deja al descubierto que trabajar en una institución pública paraguaya equivale a estar al servicio del interés partidario antes que del pueblo.

El funcionario público debe ser un servidor, un profesional ajeno y alejado de los contubernios políticos cotidianos. Y esto es así porque una de las causas principales del desprestigio de nuestras instituciones se debe a que sigue primando el prebendarismo, la afiliación política, el nepotismo y el amiguismo para ocupar cargos de responsabilidad. Sin embargo, el capital humano es la fuerza principal del éxito en las actividades administrativas y financieras de cualquier Estado. Es por eso que Paraguay exige a sus actores políticos tomar conciencia de la importancia de la despartidización de la función pública, no solo en reconocimiento de aquellos funcionarios que se esfuerzan por superarse, que hacen carrera, se profesionalizan y que con su modo de vida demuestran que trabajan con honradez.

Por ello, resulta impostergable para la futura conducción del país lograr la profesionalización de la función pública, que garantice el libre acceso a través de un examen de competencia y establezca reglas claras y transparentes de remoción. Y esto solo se podrá lograr con políticas de Estado que regulen la función pública a las que deberán subordinarse los intereses políticos partidarios.

12 de marzo de 2008

LA UNIVERSIDAD HOY

Publicado en el Diario Última Hora en fecha 8 de marzo de 2008



La reforma educativa debe ser encarada con seriedad en el ámbito de la educación superior y en el marco de una política de Estado.

Los nuevos tiempos exigen cambios profundos en varios actores y gestores de la sociedad así como en organizaciones vinculadas íntimamente a ella. Y la universidad es la principal protagonista. Pero, para estar en consonancia y conexión con el mundo exterior al claustro tradicional, debe repensar en sí misma. Dicho con otras palabras, debe asumir su protagonismo e insertarse en este irreversible proceso de cambio social. Y esto implica, entre otros aspectos, que la academia revise en su interior la vigencia de su tarea educadora. También supone el análisis de las problemáticas que las afectan, de sus posibles soluciones y, sobre todo, de la necesidad de innovar. Un aspecto que debe abordarse en este contexto es el cómo superar la incapacidad de asumir las innovaciones tecnológicas que surgen de su propio seno sin renunciar a su identidad histórica. Y esto es así porque ella debe estar presente en la gestión de lo nuevo, debe encontrar su propia identidad institucional sin renunciar a la innovación y a los aportes que pueda realizar al progreso del conocimiento y de las ciencias. Esto se logrará desde dentro de la universidad porque sin la participación de quienes conforman su comunidad no podrá renovarse. Otra problemática a resolver es que la universidad ha dejado de lado el saber y su transmisión para someterse al cumplimiento de normativas de carácter político-económico. Y esto es así porque se ha confundido la esencia de la vida universitaria, que se refiere a la búsqueda de la verdad y su transmisión, con la política universitaria. Ello se ve reflejado en el excesivo papeleo y en la burocracia a los que se somete continuamente a sus miembros y el escaso espacio que se ha dejado para el auténtico ejercicio de la inteligencia. A su vez, no debe quedar fuera del análisis y repensar profundo de la educación terciaria, la importancia de valorar las personas que la integran. Esto supone no centrarse en lo accesorio y perder de vista lo fundamental porque la fortaleza de la universidad no procede de recursos económicos ni de apoyos políticos. Y es que su potencial radica en la capacidad que poseen sus miembros de pensar con originalidad y energía creadora. Cierto es que el fomento de tal disposición requiere de imprescindibles instrumentos materiales y de un ambiente favorable, pero nunca deben cumplir un rol priotitario. Y la formación ética y humana de los jóvenes universitarios constituye lo medular del cambio. Para que ello sea posible debe entenderse que lo que contribuye a la excelencia de las instituciones no son sus edificios, sus jardines o sus estandartes. Por el contrario, lo que las funge realmente como tales y les da la dimensión de la educación superior y para lo superior son las personas que la integran. Sin dudas que el mejoramiento de la calidad y el logro de la excelencia de los estudiantes, de su formación y la de sus docentes es lo que hace excelente a las universidades. Por esto y mucho más la reforma educativa debe ser encarada con seriedad en el ámbito de la educación superior y en el marco de una política de Estado.

7 de marzo de 2008


FAMILIA, SOCIEDAD Y ESTADO


Publicado en el Diario Ultima Hora

el día Sábado 1º de marzo de 2008

Entre los ejes temáticos básicos en toda agenda de gobierno
se tienen a la salud, la educación, la seguridad, la política energética y la Justicia.

Pero los candidatos no deben perderse entre los árboles del bosque divorciando
sus programas de gobierno de la principal destinataria, la familia.
Y esto es así porque todos los proyectos y propuestas tienen como principio
y fin a la familia como núcleo y sostén fundamental de la sociedad.
Sin embargo, hasta ahora, ningún pretendiente a inquilino del palacio lopino ha hecho pública una
propuesta para reintegrar una disgregada familia paraguaya que, agobiada por los problemas sociales,
debió optar por el exilio económico.
Como reintegrarlas y que planes desarrollarán para reinsertarlas con dignidad al mercado laboral deben
ser aspectos prioritarios en toda agenda de gobierno.
Que tienen pensado para aquellas madres que dejan a sus hijos en edad escolar o en pleno estado de
lactancia para emigrar en busca del sustento diario empujadas por el desempleo local.
Y para los padres que del día a la noche asumen el doble rol de madre-padre o que también abandonan
el país en busca de mejores horizontes.
Padres y madres que juntos emigran dejando a sus hijos al cuidado de gente extraña que jamás llenarán
el vacío del calor familiar.. son también aspectos a considerar y debatir.
Entonces resulta oportuno recurrir a pensamientos que señalan el camino de la corrección de tantos males.
Así tenemos las reflexiones de Aparecida, Brasil, de mayo de 2007, emitidas en el marco de la V Conferencia
General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.
El documento conclusivo, cuando se refiere a la familia, en su apartado 114 proclama con alegría su valor
al tiempo que resalta la afirmación del Papa quien al referirse al núcleo fundamental de la sociedad la presenta
como un patrimonio de la humanidad y como uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos
y caribeños.
Dice Benedicto XVI que la familia es insustituible para la serenidad personal y para la educación de sus hijos
(Mensaje para la cuaresma 2007). También es profundo el documento en su apartado 118 al afirmar que los
padres deben tomar nueva conciencia de su gozosa e irrenunciable responsabilidad en la formación integral
de los hijos.
A su vez, la Doctrina Social de la Iglesia sienta una verdad profunda cuando expresa que la familia no está
en función de la sociedad y del Estado, sino que la sociedad y el Estado están en función de la familia.
Estos pensamientos deben ser privilegiados y comprometidos a través de un programa de gobierno para
un país con una población mayoritariamente católica.
Por esto y mucho más que los presidenciables no olviden a la familia como núcleo central de la estructura
social porque ella desempeña un papel rector en la formación de la persona, la que se transmite de
una generación a otra.