26 de abril de 2008

20 DE ABRIL, FECHA FELIZ

Publicado en el Diario Útima Hora el 26 de abril de 2008

En un país que no recuerda otra cosa que oligarquías, el experimento está servido. Sin dudas el 20 de abril es la nueva fecha feliz.

A pesar de la intensa búsqueda -en hoteles y moteles- no se encontró un solo terrorista, ni detonó alguno de los explosivos denunciado desde el anonimato. Ningún trabajador de la prensa, que se sepa, tampoco degustó su propio vómito. Las encuarteladas fuerzas públicas estuvieron más aburridas que nunca.

El domingo 20 de abril de 2008 transcurrió como uno de los días más tranquilos de los últimos 61años. Y es que la fecha aludida es una fecha histórica porque los habitantes demostraron que, cuando se deciden, están en condiciones de vestir el overol de ciudadano. Cumplieron con su deber cívico y optaron por la alternancia en el gobierno de su país luego de seis décadas.

Los perdedores reconocieron la derrota y los ganadores festejaron la victoria. Pero no hay que olvidar que a este 20 de abril le precedieron un 2 y 3 de febrero de 1989 y un 29 de marzo de 2006. A decir del referente colorado y ex vicepresidente de la República, Ángel Roberto Seifart, recién el pasado domingo se logró concluir el objetivo central de la gesta cívica de 1989. Y si bien se presentaron signos de rebrote de dictadura, acaeció como fecha memorable el 29 de marzo de 2006 cuando el enjambre tricolor de la llamada “resistencia ciudadana” gritó ¡dictadura nunca más! Que cada quien encuentre en estos dos acontecimientos las explicaciones de lo que sucedió el 20 de abril, pues en vano resulta mirar atrás o conducir con la vista puesta en el espejo retrovisor.

La victoria electoral de la Alianza liquidó toda una época en Paraguay. El domingo 20 la ciudadanía cargó las urnas de esperanzas acabando con la hegemonía más prolongada del mundo de un partido político sobre un país. Y es así como una victoria clara y contundente de la dupla Lugo-Franco y del PLRA en gobernaciones y bancas parlamentarias consiguió desbancar a la ANR que, a través del mal uso y abuso del poder, por parte de algunos de sus principales exponentes, acumuló gran parte de las corrupciones que permitieron 61 años ininterrumpidos de gobierno. A nadie escapa que Paraguay es una gran finca al servicio de una clase politiquera cuyo ejemplo más conspicuo fue el entorno del dictador Alfredo Stroessner Matiauda.

Se van seis décadas en las que los gobernantes no tuvieron tiempo ni preocupación suficientes para cambiar la suerte de la escandalosa proporción de pobres que sobreviven entre más de seis millones de almas. Todo servirá para la depuración necesaria al interior de la ANR. A su vez, es un llamado a la maduración de una oposición que hasta hoy no ha sabido responder las veces que la ciudadanía le dio un voto de confianza.

Es hora de que el país entero, y no solo los partidos políticos, se desprenda de sus escombros. Este es uno de los mensajes que también la participación ciudadana envía a las organizaciones de la sociedad civil que ejercen de árbitros de la opinión pública y que deben preservarse. No vaya a ser que los caídos se mimeticen en ellas. En un país que no recuerda otra cosa que oligarquías, el experimento está servido. Sin dudas el 20 de abril es nuestra nueva fecha feliz.


18 de abril de 2008

CONCIENCIA ÚTIL


Publicado en el Diario Útima Hora el 19 de abril de 2008

En democracia es indispensable que cada ciudadano intervenga en la vida política según su propio criterio y su propia conciencia con absoluta libertad y plena responsabilidad.

En plena veda electoral el artículo de hoy pretende reflexionar acerca del voto en conciencia con respecto al voto útil. Como en tantas ocasiones de nuevo se insta al voto útil con el intento de ocultar los verdaderos intereses, o sea, a la utilidad que tienen para la conveniencia de quien lo pide.

Bajo lemas como “hay que tumbar a fulano” o "para que no gane mengano” se pregona lo que dice llamarse el voto útil. Y es así como se intenta vender el voto “incuestionablemente útil” como la única opción posible. Sin dudas, un atentado más contra la inteligencia del elector. Y es que si piden que cambie mi voto para que se vuelva útil es porque consideran mi opción electoral como inútil, menospreciándome, incluso, como persona.

Entonces el sentido de la democracia se reduce en la práctica a la simpleza de depositar un voto. Con este reduccionismo político propio de los nuevos tiempos, el pueblo queda cada vez más al margen del gobierno. La teoría del voto útil, en realidad, lo que persigue es que olvidemos la utilidad democrática que radica en la diversidad política, el debate, y, sobre todo, el cuestionamiento.

Es por eso que la democracia pierde su sentido al quedar encerrada en un callejón en el que sólo encuentran salida los grupos hegemónicos. Y se olvida que el valor político y electoral de los competidores minoritarios reside en su mayor libertad para poder presionar, en el cumplimiento de sus promesas, a los que ostentan la mayoría.

El voto será útil siempre que logre cambiar las cosas sustancialmente pero no para que vayan un poco menos mal. El voto será útil si incide en un verdadero cambio para mejorar, si dignifica su valor como una de las muchísimas prácticas democráticas a desarrollar por todos cada cinco años. Entonces, lo que sí corresponde en esta etapa de veda electoral es reflexionar acerca del voto en conciencia. Y votar en conciencia implica que cada quien valore los diversos elementos y circunstancias actuando libremente según su propio juicio y su recta conciencia.

Es cuando el votante configura y decide su voto según los aspectos que le parecen más favorables para bien suyo y para el bien común de los habitantes. En democracia es indispensable que cada ciudadano intervenga en la vida política según su propio criterio y su propia conciencia con absoluta libertad y plena responsabilidad.

La conciencia se configura con la obligación personal de la opción que cada elector debe hacer luego de meditar acerca de si su voto evitará el mal y favorecerá el bien. Y de darse el supuesto que ninguna opción política satisfaga las exigencias morales de nuestra conciencia, se debe optar por aquella alternativa que nos parezca menos contraria al bien común y que más favorezca a la estabilidad social y la convivencia.

El buen criterio de los votantes es el verdadero guardián de la salud moral y cultural de las sociedades y de los pueblos. Que mañana no se recurra a la retórica del “voto útil” sino que en “conciencia útil” se participe de modo que nadie usurpe ni haga uso del padrón y del cuarto oscuro que no le pertenece.

16 de abril de 2008

DEGRADACIÓN DEL SISTEMA POLÍTICO


Publicado en el Diario Útima Hora el 11 de abril de 2008

Asistimos a la quiebra del dique separador entre Gobierno y Estado, o entre interés personal-partidario e interés público.

La degradación del sistema político paraguayo es más que evidente. El oportunismo así como los intereses personales y partidarios que se anteponen a las necesidades de la generalidad de los habitantes resulta más que notorio a medida que se acerca el 20 de abril.

Hay mucha basura bajo la alfombra y la van sacando de a poquito en la medida que aquellos intereses deban tumbar algún enemigo. Para muestra basta el supuesto plagio en que incurrió el Ministro Ramírez en su tesis doctoral que sale a luz casualmente en las puertas de las elecciones generales.

Más allá de que el referido funcionario electoral de alto rango haya incurrido o no en un delito, hecho que debe ser investigado, sin embargo no me cabe la menor duda que es una de las tantas basuritas escondidas bajo la alfombra mugrienta de nuestra denigrante clase politiquera. A su vez, ya no sorprende que sin rubor alguno el presidente de la República reconozca públicamente haber cometido el delito de intromisión en otro poder del Estado.

Esto reconfirma que la Justicia, hoy más que nunca, se encuentra sometida al poder político. Y esto se puso en evidencia al afirmar Duarte Frutos que fue él quien facilitó la libertad de Lino Oviedo. Y, que se sepa, hasta ahora ningún agente Fiscal se ha animado a la apertura a una causa que investigue este nuevo atropello constitucional del primer mandatario.

No me quedan dudas que el estadio de decadencia generalizada actual hace evidente lo que la miope clase gobernante se resiste a reconocer. Hoy ya no se vive en una verdadera república democrática. Esta agoniza bajo su sistema político, conocido como de “patronazgo”. Asistimos a la quiebra del dique separador entre Gobierno y Estado, o entre interés personal-partidario e interés público.

En una república, el gobierno es del partido gobernante y el Estado de todos: vela por el interés general y permanente, y es conducido –nunca usurpado ni usufructuado- por el poder político. En el patronazgo, las decisiones no se encuadran en criterios éticos, morales o normativos. Y es así como la ley, la verdad y el saber, se subordinan al poder.

En este escenario la opinión ciudadana y, por ende, la propia democracia, pierde sentido. Peor aún, las votaciones sólo sirven para exacerbar la prepotencia del poder, y “legitimar” el avasallamiento de los recursos públicos, utilizándolos, a su vez, para torcer los resultados eleccionarios. El enemigo del régimen de patronazgo son los valores y normas de la función pública, barrera que impide al poder político copar los cargos públicos, como vía de acceso al uso discrecional de fondos. No extraña entonces su destrucción. No existen concursos limpios, ni carrera por mérito, ni escuelas de profesiones públicas. Ninguna función es respetada.

En los roles permanentes también se perdieron profesionalidad. No existe autonomía de la carrera judicial o diplomática y el prestigio social de todas es casi nulo. Sin burocracia estable y valorada, se halla ausente la capacidad inherente estatal al control cruzado y de oposición. Hoy, la impunidad y la ilegalidad son la norma estatal y, por contagio, social. Y es así como el Estado no tiene memoria ni visión estratégica futura porque no hay políticas públicas pues lo que de hecho impera es la ausencia de Estado.

Este melodramático escenario recibirá a los próximos gobernantes de un país que no puede seguir anclado al infortunio.

4 de abril de 2008

EL ESTADO Y LA ECONOMÍA


Publicado en el Diario Útima Hora el 5 de abril de 2008

En la política como en economía las ideas y propuestas cargadas de ideologías se reducen a simple retórica.

En política como en economía las ideas y propuestas cargadas de ideologías se reducen a simple retórica. Esto puede comprobarse con asiduidad cuando se discute acerca de la relación entre Estado y economía.

Para muchos la solución pasa por la mera reducción del Estado. Sin embargo, para otros, debe reinar un Estado grande a quien se lo provea de más instrumentos y recursos. Y las propuestas de los candidatos a la presidencia de la República, en este aspecto, no escapan a tamaña disyuntiva. Y lo que no debe sorprender es que miembros de un mismo partido, movimiento o alianza política, tengan visiones diferentes y posiciones encontradas acerca del rol del Estado en la economía.

Entonces, lo importante es pensar en lo que requiere y exige la realidad actual del país más allá de esta bizantina discusión. Y es que si se piensa en un país bien organizado y gobernado todo candidato al inquilinato del palacio lopino debe saber que tal disyuntiva no responde a una problemática cuantitativa.

Dicho con otras palabras, no se trata de perder tiempo en mediatizar el discurso acerca de tener más o menos Estado, sino en diseñarlo para que resulte eficaz de modo que permita la promoción del desarrollo económico con equidad social. Todo programa de gobierno cuando vincule a la economía con el rol del Estado, especialmente para un país del tercer mundo, debe en lo posible estar libre de demagogia populista.

Para ello quienes asesoran a los candidatos en tal cuestión tienen que apoyarse en datos confiables como los que ofrece el ranking de competitividad mundial del IMD de Suiza. Y esto es así porque -conocido y entendido este instrumento- basta con identificar el tamaño del gobierno –medido en términos del gasto público como proporción del Producto Interno Bruto (PIB)– y compararlo con el ranking de la eficiencia que junto con el rendimiento económico, la eficiencia empresarial y la inversión en infraestructura, constituyen los cuatro factores que determinan la competitividad de un país.

Tampoco debe olvidarse que Paraguay no es competitivo desde hace mucho tiempo y esto le resta presencia en el concierto comercial de las naciones. En este contexto resulta útil identificar por lo menos tres modelos principales de clasificación de estados eficaces y adoptar lo mejor de cada uno siempre que resulte aplicable a nuestra realidad. Y es que no es cuestión de inventar la rueda sino de recurrir a programas exitosos.

En este camino encontramos tres modelos: 1) El “modelo asiático” que se distingue por un bajo gasto del Estado que se sitúa entre el 15 y el 20 por ciento del PIB; 2) El “modelo anglosajón” que se caracteriza por un gasto intermedio con respecto al PIB, y 3) El “modelo de Centro y Norte de Europa” que presenta una elevada relación entre gasto público y el tamaño de la economía. Pero el escenario latinoamericano nos presenta a países heterogéneos que, según la dimensión de su Estado, van desde el “modelo asiático” como Chile, hasta el “modelo del Centro y Norte de Europa” como Brasil. Y la constante es que casi todos los países latinoamericanos cuentan con un estado poco efectivo, con excepción de Chile.

En fin, que para ser competitivo no necesariamente se necesita un Estado reducido. Y esto es así porque la solución no pasa por su “tamaño” sino por su gestión no solo económica y eficiente sino por sobre todo eficaz.

2 de abril de 2008

YO PRESIDENTE




Publicado en el Diario Útima Hora el 29 de marzo de 2008

Si se sueña
despierto se verá el país que se quiere.

A tres semanas de las elecciones generales, luego de consumir en abundancia píldoras de esperanza, esbozo la siguiente carta, cuya suscripción y lectura pública, bajo juramento de ley, podría exigirse a quien resulte electo presidente de la República del Paraguay, con la firme promesa de renuncia a tal cargo si durante el ejercicio de su función se apartara de su contenido: “Yo Presidente me dirijo a los servidores de mi país y les digo que hoy es un día muy especial en el que asumo el compromiso de administrar los bienes del Estado, que se me confían, con total transparencia y honestidad.

He creído conveniente comunicarme con ustedes con mensajes claros y orientadores sobre la importante misión que les compete desempeñar como servidores públicos. Tengan presente que la función pública debe estar al servicio del pueblo y no para servirse de él. Les aseguro que durante mi gestión el acceso a ella estará abierto a todos los ciudadanos y ciudadanas que cumplan los requisitos de idoneidad, honradez y conducta de servicio, proceso que garantizaré a través de un concurso de oposición que asegure la igualdad de oportunidades.

A su vez, dispondré que un examen de competencia determine la permanencia o cesantía en el servicio público, porque he resuelto reducir sustancialmente la sobredimensionada nómina de funcionarios que sólo importa más costos a una burocracia que injustamente eleva los tributos que pesan sobre los contribuyentes. Hasta el día de mi elección he llevado como estandarte la bandera de mi partido pero ahora me debo a todos los habitantes del país, por lo que en las paredes de mi despacho y demás instalaciones públicas no habrán retratos personales, sean del presidente de la República, gobernador, fundador del partido o caudillo partidario, los que serán reemplazados por la enseña patria.

Garantizo una equitativa interrelación mandante-mandatario. La independencia es obligación primaria del servidor público quien debe ser autónomo respecto a las actividades que cumple y, a su vez, debe mantener una actitud de imparcialidad en todos los órdenes. Un factor que generalmente pone en dudas esta independencia es la práctica activa en política partidaria.

Por eso, mientras sus retribuciones sean pagadas con el aporte de los contribuyentes, no se verán involucrados en proceso político alguno. No participar en actividades políticas partidarias es un sacrificio que deben hacer para poder desempeñar con tranquilidad e independencia sus funciones. Por tanto, todas las personas que hoy prestan servicios en la función pública deberán abstenerse de activar en política. Si alguien no se siente preparado para hacer este sacrificio, entonces no se halla a la altura de servir al país.”

Leo y releo la carta ... me golpeteo la mejilla ... y asumo que es ficción. Pero sueño porque si se sueña despierto se verá el país que se quiere ¿Y si de exigencia fuera que esta misiva suscriban todos los candidatos a la primera magistratura como requisito para ser elegidos? Ahora me palpo la frente ... no estoy delirando ni afiebrado ... solo sigo soñando despierto.