18 de abril de 2008

CONCIENCIA ÚTIL


Publicado en el Diario Útima Hora el 19 de abril de 2008

En democracia es indispensable que cada ciudadano intervenga en la vida política según su propio criterio y su propia conciencia con absoluta libertad y plena responsabilidad.

En plena veda electoral el artículo de hoy pretende reflexionar acerca del voto en conciencia con respecto al voto útil. Como en tantas ocasiones de nuevo se insta al voto útil con el intento de ocultar los verdaderos intereses, o sea, a la utilidad que tienen para la conveniencia de quien lo pide.

Bajo lemas como “hay que tumbar a fulano” o "para que no gane mengano” se pregona lo que dice llamarse el voto útil. Y es así como se intenta vender el voto “incuestionablemente útil” como la única opción posible. Sin dudas, un atentado más contra la inteligencia del elector. Y es que si piden que cambie mi voto para que se vuelva útil es porque consideran mi opción electoral como inútil, menospreciándome, incluso, como persona.

Entonces el sentido de la democracia se reduce en la práctica a la simpleza de depositar un voto. Con este reduccionismo político propio de los nuevos tiempos, el pueblo queda cada vez más al margen del gobierno. La teoría del voto útil, en realidad, lo que persigue es que olvidemos la utilidad democrática que radica en la diversidad política, el debate, y, sobre todo, el cuestionamiento.

Es por eso que la democracia pierde su sentido al quedar encerrada en un callejón en el que sólo encuentran salida los grupos hegemónicos. Y se olvida que el valor político y electoral de los competidores minoritarios reside en su mayor libertad para poder presionar, en el cumplimiento de sus promesas, a los que ostentan la mayoría.

El voto será útil siempre que logre cambiar las cosas sustancialmente pero no para que vayan un poco menos mal. El voto será útil si incide en un verdadero cambio para mejorar, si dignifica su valor como una de las muchísimas prácticas democráticas a desarrollar por todos cada cinco años. Entonces, lo que sí corresponde en esta etapa de veda electoral es reflexionar acerca del voto en conciencia. Y votar en conciencia implica que cada quien valore los diversos elementos y circunstancias actuando libremente según su propio juicio y su recta conciencia.

Es cuando el votante configura y decide su voto según los aspectos que le parecen más favorables para bien suyo y para el bien común de los habitantes. En democracia es indispensable que cada ciudadano intervenga en la vida política según su propio criterio y su propia conciencia con absoluta libertad y plena responsabilidad.

La conciencia se configura con la obligación personal de la opción que cada elector debe hacer luego de meditar acerca de si su voto evitará el mal y favorecerá el bien. Y de darse el supuesto que ninguna opción política satisfaga las exigencias morales de nuestra conciencia, se debe optar por aquella alternativa que nos parezca menos contraria al bien común y que más favorezca a la estabilidad social y la convivencia.

El buen criterio de los votantes es el verdadero guardián de la salud moral y cultural de las sociedades y de los pueblos. Que mañana no se recurra a la retórica del “voto útil” sino que en “conciencia útil” se participe de modo que nadie usurpe ni haga uso del padrón y del cuarto oscuro que no le pertenece.

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