25 de agosto de 2008

LUCES Y SOMBRAS

Publicado en el Diario Útima Hora el 23 de agosto de 2008

“Lugo Presidente” ¿es la consecuencia de un largo trabajo, hábil y estratégico, de un equipo pensante y conocedor del ajedrez político?

En 2005 el periodista Roberto Paredes publicó en este diario una serie de fascículos a los que tituló “Post-Stronismo: Luces y Sombras”. En el Capítulo 27 del material encontré algunas afirmaciones que me llevaron al recuerdo no solo de las sombras del pasado sino que me sentí encandilado por unas potentes luces con las que hoy veo con claridad lo que hace más de tres años eran simples predicciones o meras expresiones de deseos. Y, salvo que el referido periodista haya estado revestido de poderes sobrenaturales de clarividente, éste afirmaba que “hay sectores políticos de izquierda y de avanzada como movimientos sociales organizados, que ven a Fernando Lugo como el líder ideal para encabezar un proceso de transformaciones socio-económicas en el Paraguay, de donde se apuesta a convencer al obispo de que sea el candidato a presidente de la República para las elecciones del 2008” (sic).

Cualquier semejanza con la actual realidad ¿habrá sido pura coincidencia? Dicho con otras palabras, “Lugo Presidente” ¿es la consecuencia de un largo trabajo, hábil y estratégico, de un equipo pensante y conocedor del ajedrez político? Dejo picando la pelota a ver quien se anima a patearla primero. De confirmarse esta hipótesis, ¿fuimos todos los que estuvimos en la plaza el histórico 29 de marzo de 2006 engañados con el discurso de Fernando Lugo quien se presentó como un factor de unidad de la oposición para vencer al continuismo, para generar el cambio y gritar ¡Dictadura Nunca Más! hasta quedarnos roncos?

En otro pasaje del fascículo, Paredes se refiere a algunas actitudes de Lugo como el apoyo a las posturas más progresistas con respecto a la deuda externa y al firme rechazo al “impuestazo” que entonces estaba siendo promovido por Dionisio Borda, a la sazón ministro de Hacienda de Duarte Frutos. Hoy con “Lugo Presidente” y con el mismo ministro de Hacienda, se apunta a la idéntica fórmula bajo la muy cuestionada excusa de que Paraguay es el país con menor presión tributaria de la región con apenas el 11% sobre el PIB.

Pero olvidan, Lugo y Borda, que un informe de la OEA señala que el 80 por ciento de la recaudación impositiva en el Paraguay va a parar a bolsillos de corruptos y que sólo el 20 por ciento de lo recaudado se utiliza para los fines previstos. Y hasta fue invitado con honores por el nuevo Gobierno, nada más y nada menos que Joseph Eugene Stiglitz, Premio Nobel de Economía 2001, para convencernos que debemos incrementar nuestra presión tributaria, como si un Nobel, con todo el respeto que se merece el susodicho, fura portador de la varita mágica para solucionar los problemas del país y del mundo con las “mejores recetas”.

Pues de ser así, el ciudadano planetario no estaría cada vez más pobre y desigual ni observaría cual mendigo la inequidad en la distribución de la riqueza, tampoco el cáncer seguiría buscando cura y los clásicos de la literatura universal serían premiados por la excelencia de sus obras más que por sus corrientes políticas e ideológicas. Gracias a mi amigo Antonio, quien me ayudó a desempolvar viejos archivos en un país de flaca memoria, les hago esta entrega que por ahora trasluce ausencia de principios y afirmaciones coyunturales.

15 de agosto de 2008

DESPERTAR

Publicado en el Diario Útima Hora el 16 de agosto de 2008

El gobierno aliancista debe hacer aquello que está pendiente y que las administraciones que transcurrieron desde el 4 de febrero de 1989 no han tenido voluntad ni agallas para encararlo.

Ayer vivimos uno de los acontecimientos más emblemáticos en la historia del Paraguay. Han quedado atrás más de seis décadas de tiranía, opresión y abuso de poder. Asumió un gobierno de signo político diferente. Ayer el mundo posó su mira en este diminuto país, perdido en el planeta, más conocido por sus glorias deportivas y por sus gobiernos protectores de roscas mafiosas.

Hoy despertamos con la esperanza de un país distinto, con la fe puesta en el cambio. Hoy ese mundo eclipsado en este corazón de la América sureña ha dejado de observarlo porque volvió a lo suyo, a lo cotidiano. Hoy no es ayer pero podrá ser mañana. Hoy comienza un camino que trillaremos sólo los paraguayos y extranjeros que queremos reconvertir este país.

Y aquellos que han puesto sus ojos en esta tierra de jazmines y azahares, con más curiosidad que interés, volverán a observarnos siempre que reciban señales de cambio. El compromiso es grande y la pesada mochila cargada de deberes no debe ser llevada únicamente por los que juraron cumplir con la Constitución y la Ley. Es la sociedad civil que con su poder soberano de contralor público tendrá que acompañar cada acto, cada gesto y cada decisión del gobierno aliancista, de modo a aprobarlo o cuestionarlo.

Y es que quienes tienen la responsabilidad de conducirnos, humanamente pueden equivocarse y lo harán, tendrán tropiezos y muchas piedras y cáscaras de bananas los están esperando. Se golpearán y resbalarán tantas veces como quieran. Son golpes y caídas que al comienzo duelen pero que pueden terminar gustando. Y es aquí cuando el poder ciudadano deberá ejercer presión para las correcciones antes que los resbalones terminen por convertir una simple pista de patinaje en otra de aterrizaje forzoso. Fernando Lugo Méndez y todo su equipo necesita del apoyo de esa sociedad que apostó al cambio un no menos emblemático 20 de abril de 2008.

Requiere de una sociedad crítica que lo cuestione antes que lo aplauda; que no le entone el himno que le gusta oír, que ponga freno a los desmanes propios del poder. A su vez, el gobierno aliancista debe hacer aquello que está pendiente y que las administraciones que transcurrieron desde el 4 de febrero de 1989 no han tenido voluntad ni agallas para encararlo.

Tendrá que exigir la recuperación de los bienes malhabidos durante el gobierno de la dictadura y con ellos indemnizar a sus víctimas. Las tierras repartidas entre civiles, políticos, militares, amantes y serviles, -“disfrazados” de agricultores- tendrán que ser recuperadas y otorgadas a los campesinos a condición que la trabajen. También deberán rescatarse aquellas que bajo el manto del populismo se han repartido entre campesinos que la revendieron una y tantas veces.

Tendrá que separar de la magistratura a los que pudiendo no hicieron Justicia y sumisamente se sometieron a los demás poderes del Estado. En fin, mientras la noche estrellada del 15 de agosto de 2008 se despedía, como huyendo del rey sol, hoy despertamos en la misma patria de Augusto Roa Bastos, esa de la que -según el escritor- se enamoró el infortunio ¿Será una patria nueva? … Todavía no lo sé, esperanza me sobra pero confianza me falta. Esta la iré comprando en pedacitos siempre que me den lo que me ofrecieron, que el precio a pagar sea justo, y, sobre todo, que esté a mi alcance ¡Salud Paraguay…que ni opresores ni siervos alientan donde reinan unión e igualdad!

ESTADO Y SOCIEDAD CIVIL

Publicado en el Diario Útima Hora el 9 de agosto de 2008

La participación de la sociedad civil es el mecanismo más relevante para evitar abusos, lo que implica un compromiso permanente por la democracia.

El sábado pasado sostuve que nuestro país necesita reconvertir su estado en uno que sea moderno y eficiente así como fuerte y limitado. A su vez, mencioné como condición la existencia de ciertos elementos básicos a saber: visión estratégica, consensos sobre políticas de largo plazo, independencia de los grupos de presión, prevalencia de las reglas por sobre la discrecionalidad, fomentar la subsidiariedad-participación, excelencia de la función pública y la lucha contra la corrupción.

Un primer punto a tener en cuenta es la visión estratégica acerca de qué funciones el estado debe asumir, cuáles incentivar y cuales delegar. Ello indefectiblemente llevará a una discusión que debe estar lo suficientemente alejada de cualquier ideología anteponiendo el bien común. Esto es así porque el diseño de la visión estratégica en la búsqueda de un estado moderno no podrá evitar la confrontación ideológica.

De ahí que se vuelve ineludible apelar a la capacidad de los grupos de intereses para que balanceen sus acciones. Para ello resulta necesario revisar las estructuras institucionales en búsqueda de un diseño, ya sea voluntario como espontáneo, en el que se puedan tener en cuenta aspectos inherentes a participación-gobernabilidad, decisiones prudenciales-consenso, contrapesos-cooperación, entre otros. A su vez, debe primar un sano espíritu de descentralización que respete las esferas inferiores de poder.

En cuanto al tema de la necesidad de prevalencia de las reglas frente a la discrecionalidad, deben existir reglas y pautas de comportamiento. Estas se diseñan más bien externamente y enmarcan la conducta de los agentes sociales y servidores públicos. Ahora bien, un sistema de puras reglas no parece adecuado para resolver los problemas reales en tiempo real, mientras que la discrecionalidad deja un margen abierto para la corrupción y las conductas arbitrarias.

Por tanto debe buscarse una síntesis entre cualidades en los sistemas que podríamos denominar de discrecionalidad acotada, donde la mayor parte de las decisiones quedan sometidas a reglas mientras que se mantiene un cierto espacio para la decisión individual con respecto a los casos más importantes. Otro elemento fundamental consiste en el objetivo general de la descentralización y la participación.

La estructura institucional debe estar fundada en la subsidiariedad. Esto implica un compromiso para que el proceso de toma de decisiones sea descentralizado y transparente, de abajo hacia arriba. La descentralización de funciones en base al principio de subsidiariedad atiende a que las mismas se ejerzan en el nivel de gobierno más cercano posible a los ciudadanos.

De este modo, se facilita la participación, tanto para la identificación de las necesidades como para la generación de responsabilidad propia. Y es así como la sociedad civil se constituye en el mecanismo más relevante para evitar abusos, lo que implica un compromiso permanente por la democracia, la ampliación de espacios de participación y de los lazos espontáneos de la comunidad. Y, en definitiva, es lo que da sentido a las relaciones entre el gobierno y la sociedad quien es la última autoridad de control público.

ESTADO MODERNO

Publicado en el Diario Útima Hora el 2 de agosto de 2008

Un estado moderno debe ser fuerte para sostener su independencia de los diversos grupos de presión pero limitado para no excederse ni abusar en las funciones que desempeña.

A escasos trece días de la asunción de un nuevo gobierno los elegidos aún no han hecho saber al pueblo cual será el modelo de Estado que pretenden gobernar. Hay muchos, entre quienes me incluyo, que sueñan con un Estado moderno y eficiente. Este se caracteriza porque atiende eficazmente las necesidades de los ciudadanos generando adhesión al mismo.

Si bien aún prevalece la postura que asocia el sector privado a la eficiencia y el sector público con lo opuesto, las experiencias ponen de manifiesto que las reformas económicas resultan más beneficiosas en países donde el estado es fuerte pero concentrado en las tareas de su específica incumbencia. Esto lleva a replantearse el rol del estado como promotor y regulador.

El marco legal y regulatorio debe encuadrar el funcionamiento del mercado. Incluye la lucha frente a los delitos económicos y la política de defensa de la competencia. La seguridad jurídica es necesaria para la confianza humana, la cual a su vez es un ingrediente esencial. Los extremos opuestos a un estado moderno son: 1) el estado cooptado por grupos de interés específicos, que tiene claro su fin porque es muy estrecho, pero deja de lado las demandas de la mayoría de la población y, 2) el estado arbitrario, muy común en nuestro continente, que consiste en adaptarse automáticamente al impulso personal del gobernante de turno, especialmente cuando está rodeado del aura de la autoridad concentrada y la retórica demagógica.

De este modo y por contraposición se llega a la conclusión de que un estado moderno debe ser fuerte para sostener su independencia de los diversos grupos de presión pero limitado para no excederse ni abusar en las funciones que desempeña. Asimismo, la definición y la estructura del estado moderno, fuerte y limitado, requiere la existencia y el impulso de ciertos elementos básicos fundamentales. Estos son: visión estratégica, consensos sobre políticas de largo plazo, independencia de los grupos de presión, prevalencia de las reglas por sobre la discrecionalidad, fomentar la subsidiariedad-participación, la excelencia de la función pública, y la lucha contra la corrupción.

Dado que el rol del estado está constituido de funciones, acciones y tareas que se hacen efectivas a través de períodos de tiempo prolongados, también resulta fundamental la estabilidad de las políticas que le sirven de base. Por tanto, para lograr un estado moderno, fuerte y limitado, es necesario partir por establecer la importancia de instituciones sólidas y transparentes, fundadas en el imperio de la ley, la lucha contra la corrupción, y la constitución de un marco de competitividad.

Asimismo, es importante la estabilidad política, la eficacia del gobierno, la calidad de las regulaciones, el estado de derecho, y ampliar la participación de la ciudadanía. Quizá Fernando Lugo Méndez y su gabinete lo tengan claro, mas pregunto ¿ustedes amigos lectores saben que hará el piloto de esta tierra de jazmines y azahares a partir del 16 de agosto? Yo no lo sé, pero me tranquiliza que ya se tendrá al capitán de un barco a la deriva desde el 21 de abril de 2008.

EXTERMINIO PLANETARIO

Publicado en el Diario Útima Hora el 26 de julio de 2008

El planeta se está calentando y una de las causas es la acción depredadora del modelo productivo que utiliza la sociedad.

No le encuentro sentido acumular tanto poder cuando el tiempo acaba y no te permitirá disfrutar de lo que con él cosechaste. Aunque parezca una frase repetida vivimos en un mundo de inequidades.

Por eso no debe sorprender que el gran acontecimiento de la reunión de los gobernantes pertenecientes al G8 en Toyako, Japón, fue la publicación de una foto de Ángela Merkel, George W. Bush, Yasuo Fukuda, Nicolas Sarkozy y Dimitri Medvédev, plantando árboles. Y esto es así porque el tema central que los llevó a la cumbre fue el cambio climático, mas apenas hubo discursos y ningún acuerdo de solución. Por tanto, patearon para el 2009 definir que nivel de compromiso tendrán las naciones desarrolladas en el mediano plazo en lo que se denomina el nuevo pacto Pos-Kyoto cuya negociación está a cargo de la ONU.

Ya no cabe duda razonable ni científica: el planeta se está calentando y una de las causas es la acción depredadora del modelo productivo que utiliza la sociedad. Atrás quedaron los científicos asalariados de las multinacionales del petróleo y la industria química, encargados de sembrar dudas y desacreditar las conclusiones de estudios relacionados con el origen del aumento de la temperatura mundial.

Hoy los gobiernos aceptan que la tierra está empezando a sufrir las consecuencias de bruscas modificaciones del clima y de cambios en el régimen de lluvias. Millones de habitantes son conscientes que el nivel del mar está ascendiendo peligrosamente y que de seguir este comportamiento por lo menos 35 países se verán afectados en una primera fase y no menos de 250 millones de personas resultarán damnificadas y, de ellas, alrededor de 90 millones podrían convertirse en refugiadas ambientales.

A pesar de toda esta evidencia científica, ambiental y social, las acciones públicas para actuar en contra de un mayor calentamiento global, son exageradamente lentas y no figuran en el primer plano de las urgencias gubernamentales. Y los ciudadanos del mundo deben saber acerca de los peligros que se ciernen sobre ellos por un aumento acelerado de la temperatura pero no reaccionan. Y es que el origen de esta pasividad cívica se encuentra en el supuesto de que las acciones gubernamentales se iniciarían con recortes drásticos en el uso de energías y millones de personas no están dispuestas a dejar fácilmente su comodidad o a abandonar las tendencias del consumo para lograr que el calentamiento futuro se reduzca. Sin embargo, si bien los afectados son los países ricos y pobres, no lo son por igual.

Un ejemplo espeluznante lo trae el Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, en el que se asegura que el Reino Unido invierte 1.200 millones de dólares anuales en protección de inundaciones, mientras los habitantes de los Países Bajos compran viviendas con tecnología que les permitan flotar, los inversionistas de los Alpes están elaborando nieve artificial para garantizar la industria del esquí y, entre tanto, en el Cuerno de África, la adaptación significa recorrer varios kilómetros para conseguir un balde de agua. En fin, que produce inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no escucha.