15 de agosto de 2008

ESTADO Y SOCIEDAD CIVIL

Publicado en el Diario Útima Hora el 9 de agosto de 2008

La participación de la sociedad civil es el mecanismo más relevante para evitar abusos, lo que implica un compromiso permanente por la democracia.

El sábado pasado sostuve que nuestro país necesita reconvertir su estado en uno que sea moderno y eficiente así como fuerte y limitado. A su vez, mencioné como condición la existencia de ciertos elementos básicos a saber: visión estratégica, consensos sobre políticas de largo plazo, independencia de los grupos de presión, prevalencia de las reglas por sobre la discrecionalidad, fomentar la subsidiariedad-participación, excelencia de la función pública y la lucha contra la corrupción.

Un primer punto a tener en cuenta es la visión estratégica acerca de qué funciones el estado debe asumir, cuáles incentivar y cuales delegar. Ello indefectiblemente llevará a una discusión que debe estar lo suficientemente alejada de cualquier ideología anteponiendo el bien común. Esto es así porque el diseño de la visión estratégica en la búsqueda de un estado moderno no podrá evitar la confrontación ideológica.

De ahí que se vuelve ineludible apelar a la capacidad de los grupos de intereses para que balanceen sus acciones. Para ello resulta necesario revisar las estructuras institucionales en búsqueda de un diseño, ya sea voluntario como espontáneo, en el que se puedan tener en cuenta aspectos inherentes a participación-gobernabilidad, decisiones prudenciales-consenso, contrapesos-cooperación, entre otros. A su vez, debe primar un sano espíritu de descentralización que respete las esferas inferiores de poder.

En cuanto al tema de la necesidad de prevalencia de las reglas frente a la discrecionalidad, deben existir reglas y pautas de comportamiento. Estas se diseñan más bien externamente y enmarcan la conducta de los agentes sociales y servidores públicos. Ahora bien, un sistema de puras reglas no parece adecuado para resolver los problemas reales en tiempo real, mientras que la discrecionalidad deja un margen abierto para la corrupción y las conductas arbitrarias.

Por tanto debe buscarse una síntesis entre cualidades en los sistemas que podríamos denominar de discrecionalidad acotada, donde la mayor parte de las decisiones quedan sometidas a reglas mientras que se mantiene un cierto espacio para la decisión individual con respecto a los casos más importantes. Otro elemento fundamental consiste en el objetivo general de la descentralización y la participación.

La estructura institucional debe estar fundada en la subsidiariedad. Esto implica un compromiso para que el proceso de toma de decisiones sea descentralizado y transparente, de abajo hacia arriba. La descentralización de funciones en base al principio de subsidiariedad atiende a que las mismas se ejerzan en el nivel de gobierno más cercano posible a los ciudadanos.

De este modo, se facilita la participación, tanto para la identificación de las necesidades como para la generación de responsabilidad propia. Y es así como la sociedad civil se constituye en el mecanismo más relevante para evitar abusos, lo que implica un compromiso permanente por la democracia, la ampliación de espacios de participación y de los lazos espontáneos de la comunidad. Y, en definitiva, es lo que da sentido a las relaciones entre el gobierno y la sociedad quien es la última autoridad de control público.

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