15 de agosto de 2008

DESPERTAR

Publicado en el Diario Útima Hora el 16 de agosto de 2008

El gobierno aliancista debe hacer aquello que está pendiente y que las administraciones que transcurrieron desde el 4 de febrero de 1989 no han tenido voluntad ni agallas para encararlo.

Ayer vivimos uno de los acontecimientos más emblemáticos en la historia del Paraguay. Han quedado atrás más de seis décadas de tiranía, opresión y abuso de poder. Asumió un gobierno de signo político diferente. Ayer el mundo posó su mira en este diminuto país, perdido en el planeta, más conocido por sus glorias deportivas y por sus gobiernos protectores de roscas mafiosas.

Hoy despertamos con la esperanza de un país distinto, con la fe puesta en el cambio. Hoy ese mundo eclipsado en este corazón de la América sureña ha dejado de observarlo porque volvió a lo suyo, a lo cotidiano. Hoy no es ayer pero podrá ser mañana. Hoy comienza un camino que trillaremos sólo los paraguayos y extranjeros que queremos reconvertir este país.

Y aquellos que han puesto sus ojos en esta tierra de jazmines y azahares, con más curiosidad que interés, volverán a observarnos siempre que reciban señales de cambio. El compromiso es grande y la pesada mochila cargada de deberes no debe ser llevada únicamente por los que juraron cumplir con la Constitución y la Ley. Es la sociedad civil que con su poder soberano de contralor público tendrá que acompañar cada acto, cada gesto y cada decisión del gobierno aliancista, de modo a aprobarlo o cuestionarlo.

Y es que quienes tienen la responsabilidad de conducirnos, humanamente pueden equivocarse y lo harán, tendrán tropiezos y muchas piedras y cáscaras de bananas los están esperando. Se golpearán y resbalarán tantas veces como quieran. Son golpes y caídas que al comienzo duelen pero que pueden terminar gustando. Y es aquí cuando el poder ciudadano deberá ejercer presión para las correcciones antes que los resbalones terminen por convertir una simple pista de patinaje en otra de aterrizaje forzoso. Fernando Lugo Méndez y todo su equipo necesita del apoyo de esa sociedad que apostó al cambio un no menos emblemático 20 de abril de 2008.

Requiere de una sociedad crítica que lo cuestione antes que lo aplauda; que no le entone el himno que le gusta oír, que ponga freno a los desmanes propios del poder. A su vez, el gobierno aliancista debe hacer aquello que está pendiente y que las administraciones que transcurrieron desde el 4 de febrero de 1989 no han tenido voluntad ni agallas para encararlo.

Tendrá que exigir la recuperación de los bienes malhabidos durante el gobierno de la dictadura y con ellos indemnizar a sus víctimas. Las tierras repartidas entre civiles, políticos, militares, amantes y serviles, -“disfrazados” de agricultores- tendrán que ser recuperadas y otorgadas a los campesinos a condición que la trabajen. También deberán rescatarse aquellas que bajo el manto del populismo se han repartido entre campesinos que la revendieron una y tantas veces.

Tendrá que separar de la magistratura a los que pudiendo no hicieron Justicia y sumisamente se sometieron a los demás poderes del Estado. En fin, mientras la noche estrellada del 15 de agosto de 2008 se despedía, como huyendo del rey sol, hoy despertamos en la misma patria de Augusto Roa Bastos, esa de la que -según el escritor- se enamoró el infortunio ¿Será una patria nueva? … Todavía no lo sé, esperanza me sobra pero confianza me falta. Esta la iré comprando en pedacitos siempre que me den lo que me ofrecieron, que el precio a pagar sea justo, y, sobre todo, que esté a mi alcance ¡Salud Paraguay…que ni opresores ni siervos alientan donde reinan unión e igualdad!

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