9 de marzo de 2009

EDUCACIÓN SIN FUTURO

Publicado en el Diario Útima Hora el 28 de febrero de 2009

La educación ciudadana, el desarrollo del pensamiento y la capacidad para seguir aprendiendo -tres ejes fundamentales de toda reforma educativa- están ausentes en la educación básica y media.

No existe explicación del porqué sorprende que el 87 por ciento de los maestros reprobaron la prueba escrita en un concurso de oposición convocado recientemente por el Ministerio de Educación y Cultura.

Desde hace tiempo venimos insistiendo que con la escuálida previsión presupuestaria destinada a la educación el futuro de esta se encuentra en peligro.

Una inmensa minoría recordará que el proceso de la reforma educativa arrancó en 1994 cuando el entonces presidente de la República, Juan Carlos Wasmosy, decretó “Año de la Reforma Educativa”.

Un bienio antes, la Constitución Nacional de 1992 otorgó un rol determinante a la educación estableciendo como parámetro mínimo de inversión presupuestaria el 20 por ciento del presupuesto público anual.

Pero en este bendito Paraguay, donde los pisos son techos, la inversión mínima se convirtió en máxima.

Y es así que nunca los recursos destinados a la educación superaron el 4 por ciento del PIB.

Mientras tanto, en cualquier país tercermundista como el nuestro, la base mínima destinada a tal menester supera ampliamente a tales guarismos.

Y sin recursos poco o nada se puede hacer.

La educación ciudadana, el desarrollo del pensamiento y la capacidad para seguir aprendiendo -tres ejes fundamentales de toda reforma educativa- están ausentes en la educación básica y media.

La escasez de recursos para la educación, representa, no el único, pero sí el principal factor determinante de esta realidad.

En otras palabras, el financiamiento de la reforma educativa nunca ha sido preocupación de la clase política.

Para tener una idea, Paraguay invierte cinco veces menos que el promedio de los demás países del MERCOSUR por alumno que cursa la educación escolar básica.

O sea, no mas de 70 dólares al año.

Y ello altera el principio constitucional de todo ciudadano de una real igualdad de oportunidades educacionales.

Entonces, cuando escuchamos hablar de la integración regional, la apertura de mercados, etcétera:

¿De que país de jóvenes y con promesa de futuro debemos vanagloriarnos?

¿De que sirven los tratados de integración regionales o los convenios de intercambio cultural, educativo, académico, científico, entre otros, si al momento de demostrar competencia nuestros jóvenes tienen que ceder sus espacios a aquellos mejor formados de países donde la importancia de la educación adquiere un rol estratégico?

Si realmente se quiere afrontar con seriedad y patriotismo el problema de la educación, debemos dejar de lado las cortinas de humo como el último test tomado a docentes e insistir en lo que fue una dura y hasta drástica discusión que mantuvieron los hoy defenestrados -por el gobierno aliancista- miembros del Consejo Nacional de Educación y cultura (CONEC).

Estos buscaron por todos los medios convencer al Gobierno, así como a los principales financistas de la reforma -el BID y el Banco Mundial- que sin una inversión mínima que oscile entre al 10 y el 15 por ciento del PIB, por un período mínimo de 25 años, no se podía esperar milagros.

Entonces, a no comprar más estas cortinitas de humo porque ya nos vendieron varias en los últimos seis meses.

Por el contrario, se debe exigir a la clase política en el poder que otorgue prioridad a la educación como factor fundamental para el crecimiento, clave para mejorar la equidad social e imprescindible para la formación ciudadana.

Resolver en contrario será destruir su futuro.

1 comentarios:

El Futuro de la Educación dijo...

Le recomiendo que lea el libro El Futuro de la Educaciónhttp://elfuturodelaeducacion.wordpress.com/