5 de junio de 2008

ANALFABETISMO CULTURAL

Publicado en el Diario Útima Hora el 31 de mayo de 2008

Diseñar e implementar políticas culturales, en el marco de un proyecto serio de gobierno, siempre han sido vistos como actos revolucionarios y, por tanto, prohibidos.

La principal herencia de la dictadura stronista ha sido el analfabetismo cultural. Es que diseñar e implementar políticas culturales, en el marco de un proyecto serio de gobierno, siempre han sido vistos como actos revolucionarios y, por tanto, prohibidos.

Esta contracultura tiene su explicación en el peligro que trae consigo toda “revolución cultural”. Y esto es así porque las manifestaciones culturales atentan contra la corrupción, llaman al cambio, invitan a pensar diferente... Bregar por la cultura rica y profunda supone propiciar el sentido crítico, el desarrollo científico, impulsar la excelencia ... Y, a decir de Carlos Colombino ... “un pueblo que no se fundamenta en su pasado desde un punto de vista crítico, no puede solventar su futuro ...” (sic). Pero, lamentablemente, un grupo de parlamentarios sigue anclado a la contracultura cuan analfabeto cultural.

Sólo esto puede justificar el despropósito de proponer liquidar el Centro Cultural de la República El Cabildo para convertirlo en oficinas de un Parlasur sin sentido. Precisamente, gran parte de los problemas que traban el desarrollo del país son de índole cultural. Así tenemos conflictos de identidad, dificultades para asumir las diferencias y elaborar el disenso, ausencia de programas colectivos claros, carencia de una memoria elaborada en conjunto a partir de las historias distintas que intervienen en lo social, entre otros.

Más concretamente, Paraguay sufre la falta de rigor formativo e ideas claras, educación de la sensibilidad comunitaria, institucionalización adecuada de los circuitos de producción, circulación y consumo de bienes culturales. Y no sólo la ignorancia y la ineptitud sino, incluso, la corrupción, son productos de la mediocridad imperante en el terreno de las instituciones culturales. Y esta situación es extremadamente grave por tres básicas razones: 1) Paraguay es depositario de una riquísima tradición cultural –indígena, popular y erudita- que no recibe el apoyo necesario para el cabal desarrollo de sus expresiones. 2) El andarivel de la democracia y el histórico 20 de abril de 2008 exigen el afianzamiento de valores culturales democráticos tales como la tolerancia, el manejo de la diferencia, la asunción de la pluriculturalidad y la multietnicidad. 3) Nuestro país se encuentra embarcado en un proyecto de integración regional y extraregional que exige la acción de cuadros bien afianzados a nivel de formación, capacitación y organización, ámbitos todos estos propios de la cultura.

Y no es menos cierto que uno de los factores fundamentales para proyectar un modelo sustentable de desarrollo es la presencia de lo cultural, puesto que los quehaceres básicos de la economía, la política y la organización social, dependen de los valores, ideas, sentimientos y sueños de una comunidad. Si todavía vivimos bajo esta niebla pesada y oscura es porque seguimos huérfanos de un Estado que no desarrolla políticas culturales donde algunos miembros del gobierno pretenden derribar uno de sus escasísimos aportes.

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