16 de febrero de 2008

DEBATE ELECTORAL


Publicado en el Diario Última Hora el 16 de febrero de 2008
Asunción, Paraguay

El debate sobre programas de gobierno y políticas públicas debe instalarse en el actual proceso electoral.
Le hará bien a nuestra sociedad, identificada con la apatía, donde la mayoría carece de educación y cultura cívica.
A su vez, será una señal de la desacreditada clase política en su intención por modificar el libreto tradicional de reducir el debate a la discusión soez.
En el departamento Central se ha dado un paso importante en este sentido, logrando que los candidatos a diputados debatan sobre sus propuestas. Iniciativa positiva que abre puertas a un nuevo modelo de cómo "vender" el candidato al elector.
Y esto debe prender porque quienes pretenden un cargo público electivo, están obligados a rendir cuentas de sus actos al pueblo.
Pero ello supone que el aldeano conozca lo que proponen hacer con su futuro para luego pedir cuentas públicas del cumplimiento de la gestión encomendada a través del sufragio.
Y es que no basta con exponer un buen programa cargado de promesas imposibles de cumplir.
Decir simplemente "crearemos un millón de puestos de trabajo", "recuperaremos la confianza del inversor extranjero", "no habrá más pobres", "no habrá un niño sin escuela"... suena a verso y cuantos se han escuchado durante todos los gobiernos desde 1989.
Entonces, surge más relevante el "cómo lo harán" que debe ser realista, con metas específicas que permitan medir el cumplimiento de los objetivos prometidos.
Decir "erradicaremos la pobreza" no basta porque una propuesta es seria siempre que esté acompañada de las acciones estratégicas para lograrla, de las estadísticas sobre el número de pobres y del indicador al que se promete se lo reducirá.
Sin dudas que lo anterior requiere de profundos cambios en la gestión pública.
Ella debe anticiparse a las demandas sociales, las urgencias deben priorizarse, las necesidades tienen que ser satisfechas, las oportunidades aprovechadas, las obras concluir, en los presupuestos invertir, los procedimientos cumplir, las cuentas rendir y las instituciones respetar.
Todo programa de gobierno debe contemplar garantía de seguridad, cobertura en educación, sustentabilidad en ambiente, certeza en economía, competitividad en infraestructura, suficiencia en energía, acceso en vivienda, eficiencia en salud, integración internacional y calidad institucional.
"La veleta no cambia el viento", según José Vidal Beneyto.
Y los políticos como los navegantes saben que si no cambian la posición del viento, hay que cambiar la orientación de la vela.
Por eso los programas deben adaptarse a la realidad para saldar los débitos sociales con la pobreza, la ignorancia y la exclusión social.
Sólo así se lograrán inversiones y se preservarán la tecnología, el medio ambiente, la cultura, la producción, el trabajo, el comercio y la inserción regional e internacional.
Meditando sobre el pasaje de la tempestad del apóstol San Marcos (ver Mc., 4. 35-40), la vida del habitante y del ciudadano transcurre en una barca por momentos sacudidas por brisas y en otros momentos por vientos y tempestades.
Y es allí donde la gestión pública, en las acciones de gobierno, debe solucionar los problemas devolviendo la calma.
Por eso y mucho más... el 20 de abril me gustaría dejar de votar y comenzar a elegir.

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