14 de septiembre de 2008

SECRETOS A VOCES

Publicado en el Diario Útima Hora el 13 de septiembre de 2008

La Administración de Puertos es apenas la puerta de entrada a otras dependencias estatales donde el atraco a las arcas públicas ha sido desde siempre mucho más voraz...

Quien no sabía en este bendito país acerca de las coimas y los sobornos que durante décadas han caracterizado especialmente a las operaciones realizadas en dependencias gubernamentales vinculadas con la percepción de tributos.

Con el tiempo esta práctica corrupta se ha extendido hasta los despachos de aquellos funcionarios que cajoneaban facturas para exigir al proveedor la aceptación de una deducción no documentada como condición para honrar la deuda pública.

Y si este se negaba a ceder una interesante porción de su propiedad y fruto de su trabajo, debía resignarse a esperar por los siglos de los siglos, hasta que la cuenta pasaba a sumar la interminable nómina de acreedores flotantes. Y para colmo el Estado se declaró inembargable a través de una ley a todas luces inconstitucional que terminó por empujar al vendedor a "negociar" una interesante suma para hacerse de un dinero de su propiedad.

Ni que hablar de la colusión entre oferentes y contratantes públicos en grandes licitaciones de medicamentos, obras viales y proveedurías por cuantías significativas.

Quien es el profesional contable o empresario que podría negar que en más de una ocasión ha sido tentado por los inspectores de Hacienda para “arreglar” y labrar acta blanqueando la situación fiscal del negocio previo pago de una interesante suma de dinero en concepto de coima haciendo figurar para el erario apenas la tercera parte de lo acordado.

Que lo diga un influyente miembro del flamante Gabinete quien ha sido uno de los pioneros de la grabación de un intento de coima con la valentía de hacerlo público en momentos donde todavía se tenía un gran temor por denunciar este tipo de tropelías.

Entonces, que no sorprenda la historia de los maletines porque lo denunciado es vuelto ... Sí, apenas dinero menudo, y la Administración de Puertos es la puerta de entrada a otras dependencias estatales donde el atraco a las arcas públicas ha sido desde siempre mucho más voraz.

Todo esto ha sido y sigue siendo un secreto a voces.

Simplemente debe investigarse a funcionarios aduaneros, portuarios, tributarios, fiscalizadores públicos, acerca de los bienes que poseen: vehículos lujosos en los que pasean esposas, amigas y amantes; embarcaciones de gran porte; residencias principescas, etcétera, etcétera.

Y contrastar con sus escuálidos ingresos “oficiales” según la nómina obrante en la Secretaría de la Función Pública y en el propio Ministerio de Hacienda.

Y un toque de atención para el nuevo Gobierno es que este sistema debe acabar porque con él se han cometido crímenes de lesa humanidad.

Esto es así porque la corrupción ha devorado hospitales, ha impedido dotar a los Centros de Salud públicos de camas para terapias, de incubadoras, de rubros para personal médico y paramédico, de ambulancias, en fin, de lo que se privó al pueblo matando vidas.

También este devorador e insaciable atraco a los bienes públicos no permitió la formación y el acceso a una educación libre y gratuita.

O sea, generó una sociedad de excluíos, de jóvenes hambrientos de conocimiento, de saber y de cultura.

Por todo esto, si el nuevo Gobierno aplica implacablemente todo lo que le faculta la ley contra los que se enriquecieron impúdicamente vaciando el país y asesinando ciudadanos, habrá dado un gran paso en sus primeros cien días.

Luego, a través de la Procuraduría, la Contraloría y la Fiscalía, deben recuperarse los bienes mal habidos y aplicar en beneficio de los más desposeídos.

Si el Gobierno así no lo hiciere, no sólo el pueblo se lo demandará sino que se convertirá en cómplice y encubridor.

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