5 de septiembre de 2008

GOLPE DE ESTADO MENTAL

Publicado en el Diario Útima Hora el 6 de septiembre de 2008

El cambio de conciencia es un paradigma necesario para lograr la reconversión de un país minado por la cultura de lo torcido.

Antes de la asunción del nuevo Gobierno asistí invitado por el entonces ministro de Planificación, a un taller de estrategia sobre educación para la competitividad. El objetivo central que convocó a 15 técnicos y especialistas en educación era el de evaluar la situación actual de la educación paraguaya, con sus luces y sus sombras, para luego diseñar líneas de acción que permitan proponer cambios para mejorar la competitividad mediante la revisión de ciertas políticas educativas. También analizamos la factibilidad de las propuestas en la medida que iban surgiendo, terminando en una interesante y coloquial tormenta de ideas.

Ya cuando estábamos camino a levantar la sesión se me ocurrió plantear un “un golpe de estado mental” como única salida factible para poner en práctica tan interesantes e innovadoras propuestas. Y fue así que distraje al auditorio por un par de horas más. Es que el cambio de conciencia es un paradigma necesario para lograr la reconversión de un país minado por la cultura de lo torcido. Viejas prácticas y costumbres permanecen. Y los cambios como señal de mejora se harán esperar.

Han quedado atrás 61 años de un sistema donde lo anormal se hizo normal, donde el pecado se convirtió en pureza, donde la denuncia era signo de delincuencia, donde el delito se volvió racional ... en fin, donde todo vale. Entonces me puse a pensar y logré encontrar una respuesta a tantas incoherencias ... ¡los paraguayos requerimos de un perentorio golpe de estado mental que cambie nuestra conciencia! No me quedan dudas. Y cuando me refiero a ello apunto a la educación de las grandes masas populares.

Emulando a Freire afirmo que la educación es la única arma que tenemos para luchar y que nos brindará una verdadera libertad. Esto es así porque ella no es neutra pues responde a situaciones históricas determinadas y a condiciones económicas dominantes. Y me refiero a una educación que no debe ser una mera reproducción de las bases del sistema.
Voy más allá y apunto a una educación que invite a reconocer y descubrir críticamente la realidad. Una educación que no se remita solo a la formal sino que abarque todos los ámbitos de la vida porque la vida es un educar permanente y por tanto educación es política. No debe quedar fuera de este análisis lo erróneo de limitar la formación de la persona a la educación escolar, sin ampliar al ámbito mundano, guiada principalmente por la forma de convivencia de la persona como sujeto fundamental del quehacer ciudadano.

El cambio de conciencia requiere de una revolución cultural que precisa de un golpe de estado mental. Si cada uno de nosotros no producimos esta reconversión, difícilmente lograremos la libertad y la igualdad para vivir en democracia y superar nuestras inequidades. Y es que no todo pasa por la educación, también los cambios provienen de los golpes y si queremos ser competitivos el nuevo Gobierno está llamado a provocar esa revolución anhelada hace 61 años y esperada por más de seis décadas.

Los golpes de estado no siempre apuntan al derrocamiento del poder político, a veces son necesarios para destituir a un poder mental obsoleto de modo a que modele el pensamiento.

0 comentarios: