26 de octubre de 2008

¡HAMBRE!

Publicado en el Diario Útima Hora el 20 de octubre de 2008

El aumento de los precios de la comida en el mundo, durante los dos últimos años, ha oscilado entre el 35 y el 70 por ciento, lo que ha conducido a que millones de personas no estén en capacidad de adquirir el mínimo básico para su nutrición.

Cerca de 930 millones de personas en el mundo sufren de hambre, de acuerdo con los informes divulgados por la FAO. Esto significa que en el último año ingresaron al club de los más pobres alrededor de 70 millones de personas adicionales. La razón de este incremento en el número de hambrientos en el planeta se debe al alza inusitada de los precios de la comida. América Latina también hizo su aporte a esta dramática realidad, al agregarle 6 millones de personas a la lista de pobres extremos, que ahora suman 51 millones, según cifras del Observatorio del Hambre de la FAO.

Ha quedado comprobado que cerca de 82 países no están en capacidad de autoabastecerse alimentariamente y dependen de las importaciones, las cuales están escaseando por dos razones esenciales: la primera, porque los países productores han restringido los negocios con el exterior para proteger la seguridad alimentaria interna y, segunda, porque los precios han subido exageradamente.

El aumento de los precios de la comida en el mundo, durante los dos últimos años, ha oscilado entre el 35 y el 70 por ciento, lo que ha conducido a que millones de personas no estén en capacidad de adquirir el mínimo básico para su nutrición. Incluso, los programas mundiales de asistencia alimentaria de emergencia han tenido que recurrir a donantes internacionales para evitar una reducción drástica en la cantidad de raciones que distribuyen diariamente alrededor del mundo.

Es importante recordar que existen cinco elementos que están atentando contra la seguridad alimentaria: 1) los alimentos se convirtieron en commodities bastante apreciados en la especulación bursátil; 2) hay un crecimiento de la demanda por parte de 650 millones de chinos, hindúes, mexicanos y brasileños que han visto multiplicar sus ingresos; 3) el cambio climático ha afectado las cosechas de cereales, leguminosas y granos; 4) subieron los costos de los fertilizantes; 5) muchas biomasas básicas en la alimentación humana se destinan para la producción de etanol.

Estas cinco variables han presionado al alza de los precios de la comida, lo que ha originado no sólo el regreso a la miseria de millones de personas, que habían logrado mejores condiciones de vida gracias a las políticas públicas orientadas al cumplimiento de los Objetivos del Milenio, sino que han acelerado la inflación en muchos países y contribuido a la crisis financiera que hoy afecta al mundo entero. Y aunque exista la mejor buena voluntad de trabajar en programas de seguridad alimentaria y de luchar contra el hambre, los recursos son bastante limitados y, por lo tanto, los impactos no son lo suficientemente fuertes para enfrentar con éxito esta crisis de carácter humanitario, que sólo es posible superarla con políticas nacionales que orienten gran parte de los esfuerzos y atención del presupuesto público, para vencer la miseria. Pero también es necesario que el sector privado asuma un papel mucho más protagónico.

Entonces, para las “cortinas de humo”, tales como: si se realiza o no el rally; los límites “históricos” de Lambaré y Asunción; la compra del avión presidencial; la definición de la presidencia de la ANR, entre otros temas baladíes, no existe mejor respuesta que las estadísticas. Y estas dicen que en el mundo el hambre sigue creciendo de manera abismal donde aproximadamente el 33% de los niños menores de 10 años tienen problemas de desnutrición global.

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