18 de julio de 2008

ESPERANZA Y CONFIANZA

Publicado en el Diario Útima Hora el 4 de julio de 2008

La confianza es un valor determinante en la consolidación de un clima adecuado para la recuperación de la economía, para el crecimiento macroeconómico y para la generación de fuentes de empleo.

Hace unos días un amigo, que un par de años atrás decidió radicarse en Madrid huyendo de la malaria económica, me decía en el chat “… veo que está muy movida la cosa, para bien, en el Paraguay; mucha gente nueva y joven en el futuro gobierno; me parece muy agradable; espero que puedan hacer bien sus respectivas tareas… Sí, le respondí, con algunos tropiezos también o pisadas de palitos pero es normal luego de seis décadas…” Al culminar el intercambio de ideas me interrogué si quien abrigaba esperanza y quien expresaba confianza.

Indudablemente, mi amigo Efraín, desde la puerta del sol, entre tapas y tabernas, confiaba en el cambio, sin embargo yo, aquí y muy cercano a la realidad, opté por mantener mis esperanzas en el devenir de días mejores. Elegí no desabrigarme asiéndome fuertemente del tapado de la esperanza, mas guardé cierta cautela y me resistí a entregar un cheque en blanco a la confianza. Y es que la crisis de confianza fue un fantasma que ha recorrido el país y el mundo.

La confianza es un valor determinante en la consolidación de un clima adecuado para la recuperación de la economía, para el crecimiento macroeconómico y para la generación de fuentes de empleo a través de las inversiones que necesariamente deberán provenir de capitales foráneos. Sin dudas el caos económico con su secuela social ha puesto en situación crítica la propia institucionalidad del Estado, porque ha pulverizado su legitimidad como factor detonante de la agonía de un pueblo sumido por muchas décadas en la desesperanza. Las más afectadas, sin dudas, han sido las entidades micro-económicas por el derrumbe y quiebras fraudulentas de entidades privadas, principalmente asociadas al sector financiero.

Entonces, uno de los principales desafíos del gobierno aliancista es recuperar la confianza pública que se ha erosionado y con ella ha desaparecido la seguridad para dar camino transitorio al riesgo que muy pronto cedió su dominio a la incertidumbre y al caos. Es así como se destruyeron organizaciones, se deterioró el crecimiento económico, se envileció el ahorro, la inversión y el empleo, condenando a amplios sectores sociales a la pobreza. Y en la práctica constituyó una expropiación social perpetrada desde las pirámides de las corporaciones multinacionales del capital financiero, de la distribución y de los servicios. Pero resulta paradójico, pues los pactos comerciales condenan a la expropiación como recurso social del Estado, pero ésta resulta válida y aceptada por los gobiernos corporativos contra los intereses de inversionistas, consumidores, usuarios, proveedores, otorgantes de créditos, trabajadores, competidores, estado y sociedad.

En fin, contra el interés del público y en beneficio de los ejecutivos golondrinas que integraron una poderosa élite de opresión. Por eso el próximo gobierno debe acabar con los perimidos conceptos que hacen ver al sector empresarial y ejecutivo como “casta intocable”. Y al tiempo de devolver esperanza debe generar confianza haciendo que cada ciudadano contribuya más con el ejemplo de sus acciones si es que ansía educar en la ética y la moral.

0 comentarios: